Trata de armar el rompecabezas o espera a que se me ocurra subir algo mas, pero lo mas importante, disfruta la lectura.
No era nada nuevo encontrarme con riñas entre bandas por el
territorio. El asedio a sobrevivientes era pan de cada día. Había dejado de
contar los muertos desde hace mucho tiempo atrás, los de otras personas y los
míos, pero ese día algo extraño sucedió. Me encontré frente a pelea que parecía
común, pero pronto me di cuenta de que no lo era.
Se trataba de un grupo de mercenarios, seis para ser
preciso. Entre ellos había una chica, que bien podía ser una esclava o
simplemente una victima mas de esos despreciables hombres. Por un momento me
sentí mal por ella. En esa situación le esperaba un destino terrible y yo, como
siempre, no estaba dispuesto a hacer nada, yo también era un despreciable ser
al fin de cuentas. Solo me había importado una cosa hasta el momento y había
dejado pasar muchas situaciones similares, situaciones en las que yo no hice
nada.
Quizá era yo queriendo justificar mis acciones y falta de
interés en cambiar algo, pero no estaba dispuesto a salvar a alguien que
irremediablemente moriría, quizá al día siguiente. Tampoco había deseos de
vivir en las personas. Todos sabían que era cuestión de tiempo para que toda la
vida desapareciera. En la mirada de las personas se reflejaba la muerte como
una opción de escape, no deseaban morir, pero tampoco era algo que desearan
evitar llegando el momento.
Pero ese día escuche algo que no era normal. Al seguir
caminando y dejar unos metros atrás la escena de los mercenarios y la chica, aún
se escuchaban las risas y gritos que los hombres dirigían a aquella joven, pero
ella no decía nada, no había suplicas, gritos o llanto como era habitual. Un
corto silencio fue seguido del sonido de una hoja de metal deslizándose sobre
algo sólido, alguien había desenvainado un arma blanca, pero había algo inusual,
no era un cuchillo era algo mas largo y por el resonar del sonido en la hoja
supe de qué se trataba.
—¿Quién rayos sigue llevando consigo una espada? — me
pregunté extrañado en voz alta al momento que detuve mi marcha.
—Oye, tranquila nena— exclamó uno de los mercenarios — Solo
queremos jugar un rato contigo, no te pasará nada malo si juegas con nosotros,
así que guarda eso, te puedes lastimar.
—No le mienta jefe— contestó otro de los hombres—yo si le
quiero hacer cosas muy malas, dudo que algún hombre le haya hecho lo que tengo
en mente para ella.
—Ya cállate—le dijo el primer hombre, que al parecer era el
líder—la vas a asust…—su dialogo se vio interrumpido por un largo silencio.
Sentí que algo se acercaba hacia mi y no pude hacer mas que
voltea para ver lo que estaba pasando y así era, la cabeza de uno de los
hombres voló cayendo a escasos metros de mis pies.
—¡Maldita ¿Qué hiciste?!— grito el líder del grupo
enfurecido y dispuesto a atacar, pero sus intenciones fueron detenidas con el
filo de una larga katana apuntando a su cuello.
Alguien por primera vez me había hecho voltear a ver hacia
atrás y a quien vi en medio de esos enfurecidos hombres, no era la chica a
quien yo buscaba, definitivamente era alguien más, pero ella era alguien a
quien valía la pena voltear a ver. No era una mujer asustada, no se trataba de
una damisela en apuros a quien debiera yo rescatar, vi en su mirada la firmeza
y voluntad de un guerrero, pero también vi la soledad que pesaba sobre sus
hombros, una igual a la mía.
Por la posición en la que se encontraba, la tensión que
dejaban ver sus músculos, el agarre de su arma; deduje que ella no estaba en
peligro y hubo algo más que me hizo que no solo volteara, si no que regresara
hacia atrás. Un breve instante en el que nuestras miradas se encontraron me
dijo que ella quería vivir y que estaba decidida a hacerlo a toda costa. Su
mirada me recordó a la mía cuando decidí sobreponerme a todo y buscar a
Verónica.
Esa chica tenia una misión igual que yo y el hecho de
encontrar alguien con voluntad suficiente para levantarse cada día a cumplir
con un propósito sin mirar atrás era algo digno de prestarle atención.
Caminé hacia el grupo de mercenarios y la chica, mis ojos se
fijaron en ella en su largo cabello blanco que ondeaba en el aire del desierto,
en su perfecta postura de ataque, lista para cortar una cabeza más. Quizá actué
de manera muy repentina, pero me parece que ella me percibió como una amenaza,
una más importante que aquel grupo de mercenarios armados.
Aunque su ataque contaba con la precisión de un cirujano,
sus movimientos eran tan rápidos y ligeros como el viento y contaba con una
espada con tecnología de aceleración molecular que cortaría hasta el metal mas
duro; no pudo acertar ni un solo golpe sobre mí. Ella era una guerrera
formidable, casi invencible entre los humanos, pero para mi fortuna, yo no era
uno.
Debía hacerle saber que estaba de su lado de alguna manera.
Decidí arrancar una cabeza mas de uno de los 5 mercenarios restantes, de esta
forma ella comprendería que mi objetivo no era hacerle daño. Al igual que ella vio
en mí una amenaza mayor a la de los hombres que la acosaban, ella era la mas
calificada para representar una amenaza para mí y aquella chica lo sabía, por
lo que el no ir directamente por ella, como había hecho conmigo, debería de
darle un mensaje positivo acerca de mi presencia.
Me escabullí entre sus ataques y me acerque al mercenario
que tuve mas cerca, ajusté los parámetros de mi puño para poder dar un golpe
que ejerciera alrededor de uno 15,000 kg de fuerza y aproximadamente una
aceleración de 300G, lo suficiente para arrancarle la cabeza. Todo pasó en un
instante, el sujeto ni siquiera sufrió. Me acerque de frente, me moví tan
rápido que su mirada no alcanzo a seguirme, cuando me posicione a su lado yo
aun lo vi mirando hacia enfrente, directo a mi puño derecho, que impactó se
hundió en su rostro, rompiendo su cráneo, cuello y gran parte del tejido que
mantenía su cabeza unida a su cuerpo. No fue tan elegante como el corte de
aquella chica, pero eso debía cumplir mi objetivo y dar el mensaje correcto.
—¿Qué demonios eres? —me pregunto el líder del grupo al ver
la cabeza destrozada de su colega.
—Alguien que no necesita una espada para arrancarte la
cabeza—conteste sin dirigirle la mira, en cambio voltee a verla a ella, que
había bajado su espada y me miraba incrédula de lo que había logrado hacer solo
con mi puño.
Todo había pasado muy rápido y no había puesto atención en
el desastre que había causado, no había cortado una cabeza, más bien había
hecho que explotara, por un momento hasta yo me sorprendí.
De pronto escuche varios motores a lo lejos, eran vehículos
que se acercaban. Me percate de que el líder del grupo tenia en su mano un
dispositivo de comunicación. Seguramente había alertado a alguien más para
pedir apoyo.
—Ustedes dos están muertos—nos amenazó con ira en sus ojos,
su impotencia era evidente, dos de sus hombres estaban muertos y los otros
habían huido.
—Oye, será mejor que nos vallamos—le sugerí a la chica,
ignorando las palabras del mercenario — seguramente son muchos y están enojados,
no querrás estar aquí cuando lleguen.
—Acabaré con ellos—dijo ella decidida a quedarse, mientras
se alistaba para la batalla –y tú con tus habilidades podrías ser de ayuda,
creo que puedes manejar a uno 30 enemigos.
—En realidad puedo derrotar a seiscientos sesenta y seis en
10 segundos… —Hice una pausa para pensar
—¿Hay un “pero” cierto? –Preguntó bajando su arma
—Si, no quiero hacerlo—conteste al momento que nuestras
miradas se encontraron nuevamente
—Eso lo explica todo, entonces vámonos—dijo mientras se
encaminaba, como si me hubiera leído la mente, hacia la dirección que yo había
elegido como la mejor ruta de escape.
—¿Así de fácil confías en mí? – pregunte mientras veía al
líder de los mercenarios esconderse en un edificio cercano.
—Si quisieras matarme ya lo habrías hecho –contestó ella y
empezó a caminar – además yo no podría hacer nada, quizá por eso te quiero de
mi lado, quizá solo me estoy protegiendo.
—Si, quizá eso haces—dije casi susurrando al tiempo que comencé
a caminar tras ella.
No era mi ruta, mi objetivo no se encontraba en esa
dirección, pero sabía que Verónica entendería que había encontrado algo
interesante en el camino y esperaba que a ella le ocurriera algo similar, debía
estar tan aburrida como yo.
De esta manera pondría yo una breve pausa a mi viaje para
encontrar a Vero, nuestra historia juntos tenía la eternidad de su lado para
ser contada, así que estaba bien detenerme un poco, solo para conocer una interesante
historia ajena, esto que les voy a contar no se trata de mí, si no de aquella
chica de cabello blanco.
-DavidGAVEN666
No hay comentarios.:
Publicar un comentario